La industria química es un sector vital de la economía global con productos utilizados en una amplia gama de aplicaciones, incluyendo agricultura, construcción, atención médica, transporte y electrónica. Sin embargo, también es uno de los sectores más intensivos en recursos y genera un impacto ambiental significativo. Mientras las principales empresas químicas buscan adoptar modelos de negocio más sostenibles y circulares, examinamos cómo la energía renovable puede ayudar a la industria a reducir su dependencia de recursos finitos, minimizar los residuos y la contaminación, y contribuir a un futuro más sostenible.
Un sector económico vital con una gran huella ambiental
La industria química es un sector importante de la economía mundial, con productos usados en una amplia gama de aplicaciones, desde la agricultura hasta la atención médica, la construcción, el transporte y la electrónica. Según el Consejo Internacional de Asociaciones Químicas (ICCA), la industria química contribuye con un estimado de 5,7 billones de dólares, o 7%, al producto interno bruto (PIB) mundial a través de impactos directos, indirectos e inducidos, apoyando a 120 millones de empleos en todo el mundo.
También impulsa la innovación y el progreso tecnológico a través de fuertes inversiones en investigación y desarrollo, impulsando el desarrollo de tecnologías avanzadas, como la automatización y la inteligencia artificial.
Sin embargo, debido a que la producción de productos químicos requiere la extracción de materias primas, el uso de energía y agua, y la liberación de emisiones y residuos, la industria es también una de las más intensivas en recursos y generadoras de contaminantes, con un impacto significativo en el medioambiente y la salud humana.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la industria química es el mayor consumidor de energía industrial y el tercer subsector industrial más grande en términos de emisiones directas de CO2, mientras que la Fundación Ellen MacArthur estima que para 2050, el subsector de plásticos representará por sí solo el 20 % del consumo mundial de petróleo y el 15 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
La economía circular asciende en la agenda global
La escasez de recursos y la creciente preocupación por la sostenibilidad están cambiando la mentalidad de los consumidores sobre los productos químicos. A medida que las marcas de todo el mundo reorientan sus ofertas hacia productos ecológicos, se pide a la industria química que se ocupe de su huella ambiental y ayude a crear insumos más limpios, reutilizables, reciclables o compostables.
Para reducir el impacto que tiene en el planeta la producción y consumo de productos químicos y al mismo tiempo crear oportunidades económicas, el concepto de economía circular se ha vuelto cada vez más relevante en los últimos años.
La economía circular es un sistema económico en el que los recursos se utilizan y reutilizan en un circuito cerrado, minimizando los residuos y la contaminación, y en el que los materiales y productos se mantienen en uso el mayor tiempo posible.
Al adoptar modelos de negocio circulares, la industria química puede reducir su dependencia de materiales y energía vírgenes, y crear valor a partir de flujos de desechos. Los productos químicos se pueden usar y reutilizar en diversas aplicaciones, y es posible minimizar el impacto ambiental de la producción y consumo de productos químicos.
La industria química ya ha dado algunos pasos hacia el modelo de economía circular. Por ejemplo, algunas empresas han implementado sistemas de circuito cerrado en los que los residuos de un proceso de producción se convierten en la materia prima para otro proceso. Otras, han desarrollado productos con una vida útil más larga que pueden reciclarse fácilmente al final de su vida útil. Además, muchas empresas han implementado principios de diseño ecológico, que tienen como objetivo reducir el impacto medioambiental de los productos al considerar todo el ciclo de vida del producto.
El futuro es circular
Con la aparición de una serie de nuevas normativas e iniciativas, el impulso hacia una economía circular se está acelerando, trayendo consigo más presión para que las empresas químicas reconsideren sus procesos de producción.
En los Estados Unidos, la administración Biden ha introducido varias políticas destinadas a promover la sostenibilidad y combatir el cambio climático. Una de las políticas clave es el plan Build Back Better (Reconstruir Mejor), que incluye medidas para invertir en energía limpia, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover infraestructura sostenible. Mientras tanto, la reciente Ley de Reducción de la Inflación proporciona incentivos regulatorios y oportunidades de mercado para productos y servicios sostenibles y circulares, alentando a las empresas a diseñar procesos y productos para brindar servicios similares o mejores a las personas teniendo en cuenta el reciclaje y la reutilización.
En la Unión Europea (UE), la taxonomía de la UE, que establece un sistema de clasificación para actividades económicas ambientalmente sostenibles, incluye criterios para la economía circular, como el uso de materias primas secundarias y la reducción de residuos. Además, como parte del Pacto Verde Europeo, como se conoce al conjunto de políticas e iniciativas lanzadas por la Comisión Europea en 2019 con el objetivo de hacer que la UE llegue a la neutralidad climática para 2050, el Plan de Acción para la Economía Circular establece medidas para promover una economía más circular en la UE. El plan incluye medidas como requisitos de diseño ecológico, la responsabilidad ampliada del productor y la promoción de productos y servicios sostenibles.
Más allá de los incentivos liderados por el gobierno, la comunidad de inversionistas también está dirigiendo cada vez más los fondos hacia el modelo de economía circular. Larry Fink, CEO y presidente de BlackRock, llama al concepto «un proyecto fundacional».
Es probable que el compromiso de los inversionistas sólo tienda a aumentar en medio de la aparición continua de un marco de finanzas sostenibles, como los Principios para la Inversión Responsable (PRI), que insta a los inversionistas a incorporar la transición a una economía circular en sus decisiones de inversión y propiedad.
Energía renovable para una economía verdaderamente circular
La energía renovable es un componente esencial del concepto de economía circular porque aborda uno de los principales desafíos de la economía lineal: la dependencia de recursos finitos y contaminantes, como los combustibles fósiles. El uso de fuentes de energía renovable, como la energía solar, reduce la dependencia de recursos no renovables y mitiga el impacto ambiental de la producción de energía. Este cambio en la producción de energía se alinea con los objetivos de la economía circular, ya que promueve el uso de los recursos de una manera regenerativa y sostenible.
La energía renovable también desempeña un papel crucial en la economía circular al facilitar la adopción de modelos de negocio circulares. Por ejemplo, la energía renovable se puede utilizar para suministrar energía para la producción de materiales reciclados, que son un componente fundamental de los sistemas de producción circular. Además, la energía renovable puede apoyar la reutilización de productos al proporcionar energía para la reelaboración y la reacondicionamiento. Mediante el uso de fuentes de energía renovables, la economía circular puede crear un sistema que sea más autosuficiente, reduciendo la necesidad de materiales vírgenes y fuentes de energía no renovables.
Conscientes de esto, varias empresas de la industria química ya han logrado avances significativos en la incorporación de la energía renovable en sus operaciones.
Por ejemplo, Dow, que tiene como objetivo obtener 750 MW de su demanda de energía a partir de fuentes renovables para 2025, ha aumentado la proporción de su consumo total de electricidad renovable que pasó de aproximadamente el 13 % en 2019 a más del 25 % en la actualidad.
Covestro, un productor de plásticos de alto rendimiento, se ha comprometido a volverse completamente circular y se esfuerza por ser climáticamente neutral para 2035 mediante la conversión de sus sitios de producción para utilizar energía renovable.
De manera similar, DSM, una compañía global basada en la ciencia de la nutrición, salud y vida sostenible, ha establecido el objetivo de obtener el 75 % de su electricidad de fuentes renovables para 2030.
Entre las empresas de la industria química que han logrado avances significativos en la incorporación de energía renovable en sus operaciones figuran DuPont y BASF.
El camino a seguir
Si bien la industria química ha avanzado hacia la implementación de los principios de la economía circular, todavía hay mucho margen de mejora. Una posible solución para reducir el impacto ambiental de la industria es mediante un cambio hacia la energía renovable, que ya está siendo adoptado por empresas líderes en la industria.
La energía renovable permite la adopción de modelos de negocio circulares, reduce el impacto ambiental de la producción de energía y permite el desacoplamiento del crecimiento económico del consumo de recursos. En Atlas Renewable Energy, creemos que la adopción de fuentes de energía renovables es esencial para crear una economía circular que sea verdaderamente regenerativa y sostenible. Trabajamos con empresas de la industria química para descubrir nuevas oportunidades con miras a reducir su impacto ambiental, ayudando a crear un futuro más sostenible para la industria.
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